viernes, 13 de marzo de 2020

Un viernes 13 misterioso



DÍA 6

Viernes 13, a casi nadie le gusta esa fecha. El ambiente cada vez es más raro. En el grupo de conserjes al que pertenezco se pide colaboración voluntaria para repartir comida a familias necesitadas. En ese watshap se dice que habrá mascarillas y guantes. Ahí es cuando verdaderamente me doy cuenta de la magnitud del problema. Mis compañeros callados. Supongo que tienen miedo. Yo me ofrezco voluntaria y voy. La compañera de salud nos explica cómo usar la mascarilla. Qué incomodidad pero hay que hacerlo.
La gente viene a por comida, caras tristes, caras de vergüenza, no miran a la cara. Una niña que viene en carrito mira asustada y no es para menos. Nos ve con una mascarilla, parecemos extraterrestres. Consigo sacarle una risa diciéndole que soy un pato con pico y hasta me dice adiós con la manita. A mí me entristece mucho, me hubiera gustado haberle dado un achuchón pero ya no está permitido. Es todo extraño.
Se decretan servicios mínimos, todo parece un caos, el fin del mundo, miles de cosas a resolver en minutos, no sabemos qué hacer. Tengo la sensación de dejarme lo más importante en el trabajo cuando vuelvo a casa. Creo que en muchos días no vamos a volver a vernos y me da mucha pena, ni un abrazo, ni un beso, casi ni una despedida.
Me ofrezco ser la primera voluntaria para ir el lunes al trabajo, nuevamente mis compañeros siguen callados. Ahora no se puede reprochar nada a nadie. Aquí es cuando se conoce de verdad a la gente, en los momentos críticos. Yo no soy una heroína pero hay que resolver y hay que ser valiente.
Al llegar a casa me doy cuenta que los míos no perciben el caos igual que lo he vivido yo. Cuento cosas y situaciones y me miran con cara alucinada. Yo llevo en el bolso guantes, alcohol, mascarilla y ellos tan a gusto y como si nada. Salen y entran con total normalidad. Yo pienso: ya se darán cuenta poco a poco.
Decido ir a la carnicería, llego la primera un cuarto de hora antes de que abran. En un minuto una fila de muchas personas. Hay gente que parece estar concienciada, otros no, tan felices con los niños y los abuelos.

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